Cristina Fernández de Kirchner volvió a hablar públicamente este martes con un mensaje cargado de contenido político y emocional. Lo hizo desde su domicilio en el barrio porteño de Constitución, mientras una multitud colmaba la Plaza de Mayo en repudio a su proscripción. “Estoy en San José 1111, firme y tranquila. Eso sí, con prohibición de salir al balcón. Dios mío, qué cachivaches que son”, ironizó.

En un mensaje dirigido a la militancia y difundido por sus allegados, la ex presidenta agradeció las múltiples muestras de afecto recibidas en los últimos días. “Lo que más me gustó fue escucharlos cantar otra vez ‘Vamos a volver’. No lo hacíamos desde hacía muchísimo tiempo, demasiado tal vez”, expresó.

La frase, insignia del kirchnerismo, fue el punto de partida para proyectar una visión de país que –según dijo– no es una utopía, sino una experiencia vivida. “Me gusta ese ‘Vamos a volver’ porque revela una voluntad: la de volver a tener un país donde los pibes coman cuatro veces al día, tengan libros y computadoras; donde los laburantes lleguen a fin de mes y los jubilados tengan sus remedios. Ese país lo vivimos durante doce años y medio. Y lo dejamos desendeudado”, remarcó.

Cristina apuntó con dureza contra el gobierno de Javier Milei y su modelo económico, al que calificó como insostenible: “Este modelo, que ahora encarna Milei pero que no es distinto a los anteriores, se cae. No solo por injusto, sino porque es económicamente inviable. Ya lo vimos con Martínez de Hoz en el ’76 y con Cavallo en los 90”.

En un tramo especialmente fuerte de su discurso, la expresidenta vinculó su condena judicial con intereses económicos que buscan sostener el actual esquema de poder. “El verdadero poder económico sabe que este modelo no tiene futuro. Y por eso estoy presa”, denunció. “Pueden encerrarme a mí, pero no van a poder encerrar a todo el pueblo argentino. Los que están asustados no somos nosotros, son ellos”.

La crítica al sistema judicial también ocupó un lugar central: “¿Saben por qué no me dejan competir? Porque saben que pierden. Por eso es necesario organizarse y entender cuál es el verdadero problema: un modelo que beneficia a unos pocos y excluye al resto. Todo eso está blindado por un Poder Judicial que sostiene decretos como el 70 y me mete presa a mí”, lanzó.

En tono firme pero sin abandonar la calidez, Cristina llamó a defender la democracia con las mismas herramientas con las que se la construyó: “Sin violencia, pero con coraje. Sin miedo, pero con claridad histórica. Lo vamos a hacer con amor profundo por esta patria que tantas veces intentaron arrodillar y tantas veces se levantó”.

Ya hacia el final de su mensaje, habló sobre el futuro con una mezcla de incertidumbre y compromiso: “No tengo una bola de cristal. Pero sé que he pasado por casi todo en esta vida. Desde donde me toque estar, voy a seguir haciendo todo lo posible para estar junto a ustedes, como ustedes siempre estuvieron conmigo”.

Cerró con una frase que se convirtió en consigna de la jornada: “Vamos a volver. Y vamos a volver con más sabiduría, con más unidad, con más fuerza. Porque tenemos algo que ellos jamás van a tener ni podrán comprar: tenemos pueblo, tenemos memoria, tenemos historia y tenemos patria. Los pueblos, finalmente, siempre vuelven”.

Según estimaciones del peronismo, más de 500 mil personas participaron de la movilización a Plaza de Mayo. El mensaje inicial de Cristina fue grabado previamente, pero luego salió en vivo para agradecer a los manifestantes por su respaldo ante lo que considera una “injusta condena”.